Economista asegura 24% de pérdida de poder adquisitivo

Raúl Monte Domecq, a quien le fue encargado el estudio de pérdida de poder adquisitivo por parte de la clase obrera en medio de la puja por reajuste del salario mínimo, plantea un reajuste del 24% para compensar la inflación en los productos y servicios que realmente utiliza la población y no los casi 500 ítems que mide el Banco Central del Paraguay (BCP), los cuales arrojan una cifra fuera de la realidad de la economía familiar paraguaya promedio.
La promesa de que el salario mínimo debe garantizar una vida digna se volvió letra muerta. Desde el fin de la dictadura en 1989, el costo de vida en Paraguay subió más del 2.000%, mientras que los reajustes acumulados del salario mínimo legal (SML) no lograron seguirle el ritmo.
Como resultado, los trabajadores y sus familias hoy viven con un salario que perdió al menos el 24% de su valor real, sostiene el reporte. En otras palabras, el economista propone un reajuste del 24% del salario mínimo actual, lo que equivaldría a un aumento de G. 666.814 y no los G. 100.000 indexados a la inflación.
Con este reajuste, el salario mínimo legal pasaría de G. 2.798.309 a G. 3.465.123 mensuales, simplemente para recuperar el valor que ha perdido con el tiempo.
«No se trata de una mejora real. Esto es apenas lo necesario para igualar la inflación histórica y empatar el poder de compra que el salario tenía en años anteriores», subraya.
En contexto
El análisis se remonta a 1989, cuando el salario mínimo fue fijado en G. 164.640 mensuales. Desde entonces, la inflación acumulada fue del 2.004,7%, pero los aumentos salariales suman solo 1.599,7%. Esta diferencia es lo que explica la caída del 24% en el poder adquisitivo del salario base.
«En 36 años se dio una pérdida sostenida que, año tras año, fue recortando lo que el trabajador puede comprar con su salario. Estas pérdidas son irrecuperables, y afectan directamente la calidad de vida de miles de familias paraguayas», asegura Monte Domecq.
«La Constitución Nacional es clara: el salario mínimo debe asegurar una existencia digna. Hoy eso no se está cumpliendo. Estamos muy lejos de garantizar ese derecho básico», agrega.
Finalmente, señala que no solo los trabajadores pierden: también el Estado deja de ganar. Remarca que el reajuste del salario mínimo no solo beneficiaría a los trabajadores formales, sino también al propio Estado, ya que muchos precios, tasas, aranceles, multas y tributos están directamente atados al salario mínimo legal.
En total, 263 municipios del país aplican automáticamente ajustes en sus tarifas y cobros cuando sube el salario mínimo. «Subir el salario no solo es un acto de justicia social, también es un movimiento económico inteligente. El Estado y los gobiernos locales verían incrementadas sus recaudaciones», aseguró al sitio Paraguay.com
A confesión de parte
Los datos de inflación de mayo, que arrojaron una variación de 0% en la canasta global del Índice de Precios al Consumidor y, generaron una ola de críticas por parte de la ciudadanía, que percibe aumentos significativos en productos esenciales, especialmente alimentos y, en particular, la carne, que acumula un alza promedio del 25%.
El resultado sorprendió al mercado, considerando la escalada de precios en artículos de primera necesidad. Cabe recordar que el Banco Central del Paraguay (BCP) es juez y parte en esta materia: mide la inflación y, al mismo tiempo, aplica la política monetaria para controlarla, lo que genera suspicacias sobre su imparcialidad.
En un sondeo breve realizado, el 90% de los consultados consideró que los datos oficiales no reflejan la realidad del mercado e incluso se mencionó la posibilidad de manipulación, con el objetivo de evitar un ajuste mayor del salario mínimo, el cual está indexado a la inflación interanual.
Ante esta situación, el ministro de Economía, Carlos Fernández Valdovinos, señaló que, con la actualización del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en la que trabaja el BCP, se abrirá un espacio de análisis conjunto entre el Gobierno, empresarios y trabajadores para determinar si esta canasta seguirá siendo utilizada como referencia para el reajuste del salario mínimo.
«La canasta de bienes y servicios que compone el IPC es adecuada para los fines con los que fue construida, es decir, para la política monetaria, no para el salario mínimo. Si se intenta usar una pelota de rugby para jugar fútbol, el resultado no va a ser el esperado», graficó Fernández Valdovinos.
Los datos de inflación de mayo, que arrojaron una variación de 0% en la canasta global del Índice de Precios al Consumidor y, generaron una ola de críticas por parte de la ciudadanía, que percibe aumentos significativos en productos esenciales, especialmente alimentos y, en particular, la carne, que acumula un alza promedio del 25%.
El Nacional
