Guardias de seguridad se enfrentan a tiros con sicarios en el barrio San Blas

El 29 de julio, un violento enfrentamiento armado tuvo lugar en Pedro Juan Caballero, Paraguay, cuando entre cuatro y cinco sicarios fuertemente armados intentaron irrumpir en un depósito ubicado en la Colectora Campeones del 65 y Rubio Ñu, en el barrio San Blas. Los guardias de seguridad del depósito repelieron el ataque, hiriendo a uno de los asaltantes. El incidente subraya la persistente problemática de la violencia y el crimen organizado en la región fronteriza entre Paraguay y Brasil.
El objetivo principal de los atacantes, según las primeras investigaciones, era asesinar al propietario del depósito, un ciudadano brasileño identificado como Wilson Fernandes Gonçalves. La audacia del ataque, perpetrado a plena luz del día, sugiere una planificación meticulosa y una determinación por parte de los sicarios.
La rápida respuesta de los guardias de seguridad del depósito fue crucial para frustrar la incursión. Intercambiaron disparos con los atacantes, logrando herir a uno de ellos, identificado como Jaime Verón Florentín, un paraguayo de 31 años. Verón Florentín portaba un chaleco antibalas con distintivos de la SENAD (Secretaría Nacional Antidrogas) y un arma larga, lo que añade una capa adicional de complejidad al caso. La posesión de un chaleco con distintivos de la SENAD plantea interrogantes sobre posibles vínculos con funcionarios corruptos o el uso indebido de equipamiento oficial.
Tras ser herido, Verón Florentín fue abandonado por sus cómplices, quienes huyeron a pie, deshaciéndose de los chalecos con distintivos de la SENAD en su intento de escapar. Los sicarios dejaron abandonado en el lugar un automóvil Fiat Siena de color plateado, sin matrícula, que presentaba al menos doce impactos de bala en el parabrisas, lo que da testimonio de la intensidad del enfrentamiento.
Las autoridades locales han iniciado una investigación para esclarecer los motivos detrás del ataque, identificar al autor intelectual y localizar a los demás sicarios involucrados. Hasta el momento, se desconocen las razones específicas que llevaron a este intento de asesinato.
Este incidente pone de manifiesto varios aspectos preocupantes de la situación de seguridad en Pedro Juan Caballero. En primer lugar, la presencia de sicarios fuertemente armados indica la existencia de grupos criminales organizados con la capacidad de operar con impunidad. En segundo lugar, el intento de asesinato dirigido a un ciudadano brasileño sugiere posibles conexiones con el crimen transnacional y disputas entre facciones rivales. En tercer lugar, la posesión de un chaleco con distintivos de la SENAD por parte de uno de los sicarios plantea serias dudas sobre la integridad de las instituciones encargadas de combatir el narcotráfico y el crimen organizado.
El caso de Pedro Juan Caballero no es un hecho aislado, sino que refleja una tendencia más amplia de violencia e inseguridad en las zonas fronterizas de Paraguay. La lucha contra el crimen organizado requiere un enfoque integral que involucre la cooperación internacional, la inversión en las fuerzas de seguridad y la implementación de políticas sociales que aborden las causas subyacentes de la criminalidad.
