Preocupante: la compra de alimentos en cuotas se dispara, advierte economista
Este patrón coincide con la acelerada expansión del crédito para consumo en Paraguay y con el aumento de las deudas con tarjetas, especialmente entre personas de ingresos medios y bajos.
Cada vez más familias financian su consumo básico con tarjetas de crédito, según advierten especialistas. La práctica revela pérdida de poder adquisitivo y podría generar un círculo de endeudamiento difícil de revertir.
El economista Manuel Ferreira alertó que un número creciente de familias paraguayas está recurriendo a las tarjetas de crédito para comprar alimentos y productos de consumo cotidiano, un comportamiento que considera «peligroso» porque indica que los ingresos corrientes ya no alcanzan para cubrir la canasta básica. Según explicó, muchas personas «están empezando a financiar su consumo corriente», algo que evidencia la fragilidad económica de los hogares.
Ferreira sostuvo que la situación se ha vuelto más visible en los últimos meses: gran parte de los trabajadores llega apenas al día 20 del mes con sus ingresos, y a partir de ahí comienza a sostenerse con crédito. Señaló que el problema deja de ser coyuntural cuando el financiamiento deja de usarse para gastos excepcionales y empieza a cubrir necesidades esenciales, como alimentos y artículos básicos.
Este patrón coincide con la acelerada expansión del crédito para consumo en Paraguay y con el aumento de las deudas con tarjetas, especialmente entre personas de ingresos medios y bajos. Las entidades financieras, además, aplican tasas cada vez más altas en las operaciones con tarjetas, lo que encarece aún más el financiamiento de corto plazo.
El uso de crédito para comprar comida no solo tensiona el presupuesto familiar, sino que puede generar un efecto dominó: cuanto más se financia el consumo básico, mayor es la probabilidad de que se acumulen cuotas impagas, intereses y recargos, lo que empuja a los hogares a un endeudamiento difícil de revertir. Ferreira advierte que, si la tendencia continúa, podría formarse un círculo vicioso que afecte no solo la estabilidad financiera de miles de familias, sino también el consumo interno.
El fenómeno abre un debate sobre la necesidad de políticas públicas que protejan a los sectores más vulnerables, así como medidas de educación financiera que permitan a los consumidores identificar riesgos antes de depender del crédito para cubrir su día a día. En paralelo, especialistas coinciden en que urge revisar cómo la pérdida de poder adquisitivo y el aumento del costo de vida están empujando a los hogares hacia formas de endeudamiento cada vez más insostenibles.
